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viernes, 13 de enero de 2012

real como la vida.

Me gusta mucho escribir algo que me sucede, pero siento temor, o más bien susto porque soy aún tímida, y el hecho de compartir mi experiencia es algo que me conmueve y remueve mi interior, que me desgarra porque soy muy sensible con mi doble discapacidad. Soy invidente y tengo baja audición, uso un audífono para escuchar mejor. Desde siempre me ha gustado escribir, creo que ya es tiempo de explotar mi recurso interior que lo tengo secreto.
Siento muchas cosas increíbles que las disfruto con mi discapacidad, porque sin tener visión me concentro con los otros sentidos que tengo y los aprovecho al máximo. Mis manos maravillosas aprendí a valorarlas porque me reemplazan mis ojos, y creo que es más importante el tacto que la vista porque ese contacto con las cosas y personas es muy sentido y cálido, como el bebé que al mirar tiene que tocarlo todo para sentir. El olfato también es un sentido muy importante para mí porque me comunica los olores lejanos y cercanos, sobre todo los olores de la comida cuando cocino, y él me avisa si está lista, si está ya cocinada.
Las voces agradables y armoniosas me gustan, y también el tono de voz me indica el estado de ánimo de la persona. También le doy mucha importancia al contacto táctil porque de alguna manera es una forma de contemplación y de cercanía, como ocurre con las personas videntes que se contemplan con las miradas, las sonrisas, y así se demuestran el aprecio o el afecto. Yo como no puedo acariciar con la mirada, lo hago tocando a la persona, acariciándole la mano o la oreja con disimulo, o tocando su cabello, y así digo mi cariño a ella. Por eso me deleito mucho trabajando con cerámica, y cuando hago figura humana, y me meto con todas las partes del cuerpo, siento que estoy viendo y recuerdo todo lo que vi durante mis primeros 22 años de edad. Era muy observadora, me gustaba mucho los colores y dibujar desde muy pequeña. Afortunadamente tengo mucha memoria visual, por eso me gusta mucho la literatura, porque visualizo lo que se describe en ella, es como si estuviera viendo una película. Ahora que llevo 21 años de experiencia como invidente, son muchas cosas las que he aprendido acerca de la vida, de los obstáculos que hay en el diario vivir. He tenido momentos de angustia, sobre todo cuando me toca enfrentar la vida sola, ponerme en contacto con desconocidos, pero de todas maneras me sobrepongo ante todas estas dificultades. La vida para mí sigue siendo hermosa a pesar de todo, y sigo ansiosa de saber y conocer tantas otras cosas que ofrece esta existencia.

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